Trump 2.0: El desembarco de Silicon Valley en Washington
Donald Trump llega a la Casa Blanca blindado por varios magnates tecnológicos, como Elon Musk y Mark Zuckerberg, y empiezan a aparecer en escena otras figuras como Marc Adreessen, del fondo Andreessen Horowitz y David Sacks, el nuevo zar de criptomonedas. ¿Qué hay detrás?
Por: Renato Olmos | Publicado: Martes 21 de enero de 2025 a las 08:41 hrs.
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Washington se prepara para la llegada de los ejecutivos tecnológicos. Foto: Bloomberg
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Más de 4.500 kilómetros separan a Silicon Valley de Washington, en Estados Unidos. Son unas cinco horas en avión entre la emblemática zona en la que se han fundado las más grandes compañías y startups tecnológicas, y la capital de la mayor economía del mundo y que alberga al poder político de ese país.
Una distancia que en el papel parece inmensa, pero que a partir de este lunes comenzó a reducirse, pues el mundo tech estadounidense tendrá un asiento privilegiado en la nueva administración de Donald Trump.
Magnates tecnológicos, altos ejecutivos y figuras clave de las empresas tech más influyentes del mundo han sido reclutados para ocupar nuevos cargos de poder o como asesores en Washington, lo que podría marcar un punto de inflexión en la relación entre la política y la tecnología.
Eso, sin contar al compañero de fórmula de Trump, el vicepresidente JD Vance, un abogado que tuvo una corta carrera como inversionista de venture capital (capital de riesgo para startups) en Silicon Valley, mundo al que llegó vía el fundador de PayPal, Peter Thiel.
JD Vance y Donald Trump durante el Desfile de inauguración del 60º presidente en el Capital One Arena de Washington. Foto: Bloomberg
Quizás el más icónico es Elon Musk, fundador de Tesla, SpaceX, xAI y dueño de X (exTwitter), quien hizo público su apoyo luego del intento de asesinato en contra del presidente estadounidense en julio pasado lo que se materializó con millonarias donaciones y presencia en los actos de campaña.
“Apoyo plenamente al presidente Trump y espero su rápida recuperación”, posteó Musk en X luego del ataque.
En noviembre, luego de ser electo, Trump anunció que Musk codirigirá el nuevo Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE, en inglés, en alusión a una criptomoneda) junto con el emprendedor ligado a la industria biotecnológica y de farmacéutica, Vivek Ramaswamy. Pero a pocas horas del cambio de mando, se supo que Ramaswamy no seguiría en la comisión para lanzarse con una supuesta candidatura para la gobernación de Ohio.
La comisión asesorará a Trump para reducir la regulación y el gasto público de Estados Unidos. Según reportes de prensa, tendría en su foco despidos masivos de empleados federales. Públicamente, tanto Musk como Ramaswamy han dicho que buscan replicar lo hecho por el presidente de Argentina, Javier Milei, pero a una escala mayor.
Otro nombramiento destacado fue el de David Sacks, reconocido inversionista de capital de riesgo y uno de los primeros ejecutivos de PayPal, como Zar de la Inteligencia Artificial y de las Criptomonedas de la Casa Blanca.
El inédito cargo es una clara declaración de intereses por parte de la nueva administración para favorecer las políticas en torno a la IA y las criptomonedas, que han subido su valor desde que Trump se impuso en las elecciones.
“David se centrará en convertir a Estados Unidos en el líder mundial indiscutible en ambas áreas”, dijo Trump.
La influencia de Andreessen Horowitz
Quien también ha jugado un rol clave, es Marc Andreessen, fundador de la prominente firma de venture capital Andreessen Horowitz. El inversionista, antes votante del Partido Demócrata, está encargado de entrevistar y reclutar a candidatos para altos cargos en el Departamento de Estado, el Pentágono y el Departamento de Salud y Servicios Humanos.
Según The New York Times, la firma de venture capital tiene otros “representantes” en el gobierno. Como el managing partner, Scott Kupor, director de la Oficina de Gestión de Personal, y el exgeneral partner, Srimian Krishnan, que asesorará en políticas de inteligencia artificial (IA), bajo el alero de Sacks.
Otro asesor de este último será el director de Scale AI, una startup de datos, Michael Kratsios.
Entre otros nombramientos por Trump hay dos cercanos a Thiel, fundador de PayPal: Jacob Helberg, asesor de Palantir Technologies, como subsecretario de Estado para crecimiento económico, energía y medio ambiente, y Jim O’Neill, inversionista en biotecnología, como subsecretario de salud y servicios humanos.
El interés de las grandes tecnológicas
A pesar de que no tienen cargos formales ni roles de asesores, los principales CEO de las grandes tecnológicas también -de algún modo u otro- buscan influir en la administración.
Este lunes, durante el cambio de mando y a un costado del podio, se vio a Mark Zuckerberg (Meta), Sundar Pichai (Google), Jeff Bezos (Amazon), Tim Cook (Apple) -acompañados por Musk- sentados prácticamente en la misma fila, quienes también donaron millonarias sumas para el acto inaugural de Trump y habrían tenido reuniones con el ahora presidente en Mar-a-Lago, Florida, el “búnker” del mandatario.
Quien también hizo donaciones y estuvo presente en la investidura de Trump fue el CEO de OpenAI, Sam Altman.
Esta nueva cercanía despierta interrogantes sobre el equilibrio entre innovación y supervisión estatal: ¿hasta qué punto la visión libertaria de los ejecutivos tecnológicos modelará las políticas públicas de Estados Unidos? ¿Por qué la industria big tech se alineó con Trump?
De acuerdo a diversos análisis la influencia de Musk -que aboga por mejorar las capacidades físicas y cognitivas de los humanos con la tecnología (transhumanismo) tendría eco en el presidente, quien es partidario de una desregulación de la industria tecnológica, principalmente de la IA.
De hecho, Trump anunció que una de sus primeras acciones será la derogación del decreto supremo de IA de Joe Biden, que si bien propone que las tecnológicas se autorregulen, busca, entre otros, limitar -vía licitaciones- la construcción de centros de datos -claves para el desarrollo de la IA- en zonas definidas por el gobierno, bajo ciertos requisitos.
Además es conocido que Trump niega el cambio climático, por lo tanto, las emisiones derivadas del aumento del consumo energético por el desarrollo de la inteligencia artificial no serían un problema en esta administración. De hecho, especialistas ya han alertado que la IA podría poner en riesgo los compromisos climáticos de las grandes tecnológicas a 2030, como Google.
Silicon Valley -otrora bastión demócrata- se adentra así en una relación sin precedentes con el poder, con la promesa de lograr una regulación más laxa y multiplicar las inversiones millonarias en tecnología.